La liebre y la tortuga": Una fábula sobre la perseverancia y la determinación

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La liebre y la tortuga": Una fábula sobre la perseverancia y la determinación

La liebre y la tortuga



Había una vez una liebre arrogante que vivía en un bosque cercano a la costa. La liebre era muy veloz y siempre se jactaba de su rapidez ante los demás animales del bosque. Un día, mientras se pavoneaba por el bosque, se encontró con una tortuga lenta y poco atractiva que estaba comiendo algunas hojas de lechuga.



La liebre se burló de la tortuga por su apariencia y por ser tan lenta. La tortuga se sintió muy triste por la actitud de la liebre, pero decidió no darle importancia y simplemente seguir comiendo.

Un día, la tortuga se acercó a la liebre y le propuso una carrera. La liebre, confiada en su velocidad, aceptó sin dudarlo. La carrera comenzó, y la liebre salió corriendo tan rápido que enseguida se adelantó a la tortuga.

La tortuga, sin embargo, no se desanimó y siguió avanzando a un ritmo constante. La liebre, al ver que la tortuga no se detenía, decidió hacer una pausa para descansar. Mientras tanto, la tortuga seguía avanzando sin detenerse, paso a paso, sin perder de vista la meta.



La liebre se quedó dormida, convencida de que sería capaz de recuperar el tiempo perdido rápidamente. Pero cuando despertó, descubrió con horror que la tortuga había llegado a la meta antes que ella.

La liebre se sintió humillada y avergonzada de haber perdido la carrera. La tortuga, en cambio, se sintió feliz y orgullosa de haber demostrado que la constancia y la perseverancia son más importantes que la velocidad.

La liebre se disculpó con la tortuga por su arrogancia y la invitó a compartir un banquete de zanahorias. A partir de entonces, la liebre trató a la tortuga con respeto y admiración, y la tortuga se convirtió en una buena amiga de la liebre.



Y así, ambos animales aprendieron una importante lección: que la apariencia y la velocidad no son lo más importante en la vida, sino la constancia, la perseverancia y el respeto hacia los demás. Y vivieron felices para siempre, compartiendo zanahorias y aventuras en el bosque.

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